Vivimos en una región cada vez más abierta a la tecnología; tanto, que hoy México es la segunda nación en Latinoamérica que más invierte en este rubro. Así lo refiere el estudio “Internet de las cosas: La tecnología como aliada de la sostenibilidad” que señala que las empresas en México destinan, en promedio, el 10% de su presupuesto en herramientas digitales.
Por supuesto esto es una gran noticia que da un perfil del mercado que hoy se conforma; sobre todo si se toma en cuenta que la media en esta zona del planeta es de 7.7%. Sobre el resto de las naciones, las compañías en Argentina son quienes encabezan el listado con una asignación de 10.4%, mientras que las firmas en Chile asignan 5.5% de sus fondos y Brasil un 5 por ciento.
Eso no es todo. Por si fuera poco, el mismo análisis revela que la cantidad de conexiones de Internet de las Cosas (IoT) en Latinoamérica era de 791 millones en 2021, lo que perfila un alza de hasta mil 200 millones en 2025. En este sentido, se estima que el segmento de hogares inteligentes generará más de 100 millones de nuevas conexiones en el período
Una adopción creciente
Hablar de una mayor penetración de tecnología es, por supuesto, alentador. Porque no sólo se refiere a que, a nivel internacional, nuestra región avanza en el interés e inversión en este rubro, sino que México ocupa un lugar principal en este cambio que, sin duda, provoca una modernización en sus organizaciones.
Y es que la adopción del IoT crece año con año en América latina. De acuerdo a una encuesta realizada en la región, 47% de las empresas están en proceso de implementar esta tecnología a favor de optimizar su funcionamiento, mientras que un 35% planea invertir en proyectos derivados.
Incluso, los sectores que aplican esta herramienta abarcan a compañías del sector público, manufactura y en otras áreas como la logística, el suministro, la producción y operaciones.
Sobre este mismo tema, de acuerdo con la consultora Statista, en 2023 habrán en la región 996 millones de dispositivos conectados y 1,200 millones de conexiones para 2025; de estas, 64% estarán destinadas a consumidores, incluyendo aparatos para hogares inteligentes, wearables y vehículos autónomos.
Por si fuera poco, el IoT resulta una herramienta valiosísima para las organizaciones ya que, a través de su uso, pueden alcanzar objetivos y atender sus necesidades de operación en verticales específicas, como el seguimiento de envíos en tiempo real, monitoreo a distancia de cultivos y producción, gestión más eficiente del inventario en el sector retail y medición precisa de sus índices de consumo.
El siguiente paso
El Internet de las Cosas alcanza ya a, prácticamente, todas las organizaciones. De hecho, es común ver cómo cada vez más sectores económicos, a partir de la posibilidad de “conectar” un mayor número de objetos físicos (no sólo dispositivos) para transmitir desde o hacia ellos información para la correcta operación del negocio, se interesan por adaptar esta tecnología que reporta beneficios tangibles (principalmente la obtención de datos en tiempo real).
Pero, como lo comentamos anteriormente, contar con esta tecnología ya no es suficiente; sobre todo si una organización busca llevar un paso más allá su conectividad. Y es que la recopilación de datos que puede obtener con el IoT ahora pueden trascender a considerar comportamientos, intereses y preferencias de sus clientes, lo que resulta útil para la toma de decisiones.
Es así que el Internet del Comportamiento (IoB, por sus siglas en inglés) representa el siguiente paso en la evolución de las compañías y su interés por conocer cómo se comporta su mercado. Todo desde una visión de la psicología humana y a partir de los datos que arrojan, en tiempo real y con un alta precisión, los datos conectados a una o varias de sus redes.
De los avances y aplicaciones que esta tecnología está ocupando en México, y del papel que ocupa spore en esta evolución, hablaremos más adelante.